(El recodo)
Imagino la perplejidad producida
en el ánimo de muchos al saber que una antigua ministra de cultura ha mostrado
su rechazo más extremo a presentarse a las elecciones como cabeza de lista por
Córdoba, si en dicha lista aparece también una actual y efímera ministra de
medio ambiente que, también y sin vergüenza alguna, desea que la propongan para
tal puesto.
La primera hace años que abandonó
el tarro de la miel y la segunda, tras su deserción política a cambio de
diversos cargos públicos consecutivos y sucesivamente importantes, poco tiempo
parece que pueda permanecer arrimada a tal negocio.
Sin embargo, lo que no me
sorprende es el aspecto carroñoso desprendido de la versión del partido de
ambas perlas, que se ha apresurado a desmentir que aquí se hubieran adjudicado
ya los puestos de salida en las listas electorales y señala que la opinión de
la ex-ministra resulta precipitada.
¿Alguien puede creerse a estas
alturas que en las cavernas de los partidos no estén ya, día a día,
repartiéndose los despojos del negocio electoral a espaldas de los ciudadanos?
No acierto a comprender qué es más
vergonzoso, si la greña politiquera de ambas señoras o el cinismo de la versión
del partido.